
El tema de la discapacidad ha sido muchas veces olvidado y estigmatizado, es por esto que por medio de esta investigación se pretende visibilizar la problemática en la que se encuentran y darle un rostro a esa temática que parece muchas veces tan impersonal. El reto más grande es que, a través de sensibilización e información, la sociedad logré quitarle las letras "dis" al rotulo con el que encasilla a esta población.
TRES LETRAS QUE SEPARAN MUNDOS
Existen moldes para hacer zapatos, camisas, billeteras, celulares y hasta carros; pero, por más de que la sociedad quiera, no existe un molde para hacer seres humanos. Esto es lo que muchas personas no han logrado entender. Existen zapatos idénticos a los otros y carros "por modelos", pero los seres humanos son diversos, no hay uno igual al otro y cada uno tiene sus propias capacidades y discapacidades.
El siglo XXI se ha encargado de "moldear" al ser humano, de tratar de volverlos pequeños robots donde todos deben halar para el mismo lado, pero, afortunadamente, siempre resulta alguno que no quiere seguir esta automatización de la humanidad, busca devolverle la humanización al ser y tirar para el otro lado. Y es que precisamente de eso se trata el ser humano, un mundo complejo, difícil de entender, pero, sobre todo, diverso.
Solo basta el tachar el "dis" para que se convierta en capacidad. Esa pequeña separación de tres leras, es lo que realmente está separando al mundo y excluyendo a un número gran número de personas. Se les excluye del mundo laboral, de tener una educación, de incorporarse normalmente a la sociedad y hasta a la hora de querer transitar tranquilamente en la calle o tener accesibilidad a ciertos espacios, ya sean físicos o virtuales. Tres simples letras que hacen una gran diferencia.
Una diferencia que hasta el mismo Estado colombiano se ha sumado y ha contribuido en agrandar esta brecha, ya que han olvidado a una población rechazada y considerada "como buena para nada", por el simple hecho de ser diferente. Un Estado que solo hace "hasta donde la norma le permite", y donde ni siquiera hay una claridad de a cuántas personas tienen que impactar. Es por esto, que ni los programas que ofrecen están realmente pensados para esta población.

A pesar de esto, esta diferencia siempre es tildada e incomprendida. No se acepta al otro, y menos, si ese otro es distinto. Es allí donde las personas "con discapacidad", son erróneamente catalogadas, puesto que realmente no existe alguien solamente con capacidades o sin discapacidades. Todos los seres humanos tienen un poquito de todo. Por ejemplo, hay quienes tienen una capacidad más marcada para las matemáticas, mientras que hay otros para los que las matemáticas se convierte en su discapacidad.
Hay discapacidad para pintar, discapacidad para comunicar, discapacidad para curar y discapacidad para debatir. Así como también hay quienes tiene la capacidad de ser grandes artistas, comunicadores, médicos o abogados. Es un mundo diverso donde todos pueden ser buenos para algo o malos para algo. El problema es que la mayoría de las veces esto no se entiende así, se tilda y se rotula a las personas como "normales" o "anormales", "con" o "sin" discapacidad; cuando la discapacidad es en sí misma una capacidad, puesto que permite potenciar eso para lo que la persona es buena.
Imagen tomada de Pinterest
Algunos de estos jóvenes sueñan con ser abogados, odontólogos, médicos y artistas, pero este deseo lo limita una barrera que pesa más que ellos. Medellín solo cuenta con educación inclusiva sin costo en la primaria y bachillerato, y en ocasiones lograr que se cumpla significa acudir a una tutela. Teniendo en cuenta que el 94,2% de esta población pertenece a los estratos 1,2 y 3, da cuenta de que para que un joven pueda estudiar requiere tener una estabilidad económica que se lo permita
La problemática de la discapacidad es un conjunto de factores vinculados, y al igual que el sistema humano, si uno no funciona los otros padecen sus consecuencias.
Al finalizar los estudios de educación media se ven enfrentados a la ausencia de espacios para la formación como profesionales, acudir a talleres de pintura o estimulación de los sentidos parece ser la única opción. Sin embargo, Casa Taller Artesas propicia una alternativa distinta, como centro educativo privado, donde “no intentan hacer cositas, sino formar en las artes”.
Encontrar un empleo que potencialice sus capacidades y donde no solo los contraten por las ventajas tributarias que en Colombia. Los hemos visto en los supermercados, la Alcaldía, tiendas de ropa, pero ¿en realidad la actividad laboral permite el desarrollo de sus capacidades? En Colombia el 53,2 % de esta población se encuentra en edad productiva, pero solo el 15,5% encuentra oportunidades laborales, de cualquier tipo. Es por esto, que resulta novedoso y llamativo encontrar empresas como la Casa de Carlota, donde “rompiendo paradigmas” permiten generar espacios reales de inclusión.
Para hablar de inclusión no basta con el afecto y el trato, las adaptaciones tecnológicas resultan indispensables en la mejora de la calidad de vida y estas a su vez, podrían llegar a reducir el impacto de la misma. En Medellín costear implementos básicos para personas con limitaciones físicas resulta inasequible, sumado a que desde el Estado solo se pueden facilitar sillas de ruedas, ¿son estas las ayudas suficientes? Es por eso que grupos sin ánimo de lucro, como la fundación Todos Podemos Ayudar trabajan para que estas problemáticas disminuyan y las personas puedan mejorar la calidad de vida desde sus hogares y a un menor costo.